jueves, 10 de enero de 2008

Sobre oportunidades que no se repiten

Ayer vino Bush a Israel. Como bien señalaron los cómicos locales, la influencia más significativa de la visita del presidente del país más poderoso del mundo a Tierra Santa, ha sido los embotellamientos de tránsito en Jerusalén, a causa de las calles cortadas para la mayor seguridad de Su Majestad, Jorgito Segundo. En lo que respecta al proceso de paz, bien podría haberse quedado en su rancho de Texas y mandar una foto por fax.

El pasado 27 de noviembre se llevó acabo la Conferencia de Annapolis. Me devoré en vivo los largos y suculentos discursos de Bush, Abu Mazen y Ólmert. El de Ólmert, cuando habló de la importancia de reconocer el sufrimiento al pueblo palestino, casi me roba una lagrima. Si con bonitos discursos se obtuviera la paz, el camino ya estaría pavimentado.

Bush decía en aquella ocasión que hay que aprovechar la oportunidad histórica que no habrá de repetirse. Paradójicamente, ocasiones para avanzar el proceso de paz catalogadas como "oportunidad histórica que no habrá de repetirse", se vienen repitiendo sin cesar desde hace años. Se trata de una retórica que va perdiendo su fuerza. Me pregunto yo si acaso alguna de esas oportunidades era verdaderamente irrepetible y ya la hemos perdido. Bush afirmaba que hay que aprovechar ahora, antes de que los extremistas se fortalezcan. El caso es que los extremistas ya se han fortalecido. Hamás ganó las elecciones palestinas en enero del 2006. En un principio formaron un gobierno de coalición con el Fatah, pero en junio del 2007 tomaron por las armas las oficinas de la Autoridad Palestina en Gaza.

Aún cuando Ólmert y Abu Mazen puedan llegar sobre el papel al acuerdo de paz definitivo que no se ha conseguido en quince años, hasta finales del 2008, tal como se comprometieron en Annapolis, es imposible que lo lleven a la práctica. Ninguno de los dos líderes cuenta con el apoyo de su pueblo ni para ir al baño, mucho menos para hacer concesiones de importancia al enemigo. Abu Mazen no ejerce ninguna soberanía de facto sobre la franja de Gaza y su poder en Cisjordania es limitadísimo. Ehud Ólmert, después del desastre de la Segunda Guerra del Líbano se ha convertido en el primer ministro con menor apoyo popular en la historia de Israel. Es probable que Ólmert sea sustituido muy pronto, quizás antes de que venza el plazo tan corto que se fijó para llegar al anhelado acuerdo. Un líder palestino que realmente represente a su pueblo y no tenga por objetivo declarado borrar a Israel del mapa, parece ser algo que va tener que esperar bastante más.

Hoy a la mañana las calles de Jerusalén ya estaban despejadas. El embotellamiento en el proceso de paz, aún tiene para rato.


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* Lleva quince años esperando que el semáforo se ponga en verde.

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