sábado, 22 de enero de 2011

La invención del GPS

El GPS es un invento muy antiguo tal como lo demuestra el libro de Números, capítulo 9, versículos 17 al 23:

Cuando se alzaba la nube del tabernáculo, los hijos de Israel partían y en lugar donde la nube paraba, allí acampaban los hijos de Israel. Al mandato de Jehová los hijos de Israel partían y al mandato de Jehová acampaban; todos los días que la nube estaba sobre el tabernáculo, permanecían acampados. Cuando la nube se detenía sobre el tabernáculo muchos días entonces los hijos de Israel guardaban la ordenanza de Jehová y no partían. Y cuando la nube estaba sobre el tabernáculo pocos días, al mandato de Jehová acampaban, y al mandato de Jehová partían. Y cuando la nube se detenía desde la tarde hasta la mañana, o cuando a la mañana la nube se levantaba, ellos partían; o si había estado un día, y a la noche la nube se levantaba, entonces partían. O si dos días, o un mes, o un año, mientras la nube se detenía sobre el tabernáculo permaneciendo sobre él, los hijos de Isael seguían acampados y no se movían; mas cuando ella se alzaba ellos partían. Al mando de Jehová acampaban, y al mando de Jehová partían, guardando la ordenanza de Jehová como Jehová lo había dicho por medio de Moisés.

Ayer de noche viajando en coche con un amigo por el este de Jerusalén, por poco no acabamos en Ramala a las dos de la mañana, su moderno GPS no funcionaba bien. Hoy al mediodía, mientras me preparaba un plato de fideos, abrí la Biblia y justo di con este pasaje. Y entonces comprendí: hay lugares para los que no hay aparato electrónico que valga, más vale ponerse a rezar. No pediríamos mucho, una nubecita chiquita nada más. Y ya que está, dos raciones de maná caida del cielo por favor, con gusto a shawarma si no es mucha molestia, oh, Jehová.

miércoles, 12 de enero de 2011

El gran reloj de arena


Lo que se ve en la foto parece un cráter. Pero no lo es. Es un majtesh. La palabra proviene del hebreo, no existe un nombre que domine este fenómeno en otros idiomas, los geólogos que lo describen en otras lenguas adoptan el término hebreo. Hay muy pocos en el mundo, sólo en el desierto del Neguev (Israel), en la península del Sinaí (Egipto) y en Jordania. Ni siquiera tienen un nombre en árabe, los beduinos del Neguev los llaman "wadi", que significa valle. Majtesh significa literalmente "mortero", no el arma, sino el recipiente que se utiliza para moler grano. A los exploradores judíos que descubrieron el Majtesh Hakatán (pequeño majtesh) por casualidad en 1942, les recordó la forma de los morteros que los beduinos utilizan para moler café, y así lo bautizaron.

Lo que llamamos cráter (si nos atenemos a la nomenclatura geológica), se genera abruptamente como resultado del impacto de un meteorito o de una erupción volcánica. En cambio un majtesh es consecuencia de un proceso de erosión infinitamente más lento. Lo que hoy son los majteshim (plural de majtesh) en eras anteriores estaban llenos de arenisca. Pero en determinado momento, hace cinco millones de años, comenzaron a vaciarse, las aguas de los arroyos que los recorren se fueron llevando de a poco la arena hacia la Falla del Mar Muerto (בקעת ים המלח). En definitiva cada majtesh es un gigantesco reloj de arena natural, todos marcando la misma hora inmemorial. Y nosotros tan pequeños, viviendo nuestras vidas tan cortas, sumergidos en un ínfimo conflicto de apenas un siglo, apenas unos granos de arena, admirándolo desde el borde del precipicio.

En realidad aquellos exploradores judíos de los años cuarenta no fueron los primeros en descubrir los majteshim. Los británicos ya sabían de su existencia pero no los señalaban en los mapas porque creían que allí había petróleo y pensaban explotarlo. Incluso comenzaron a colocar vías de tren en dirección al Majesh Ramón con ese fin. También los conocían los romanos, que tenían un puesto de guardia cerca del Majtesh Hagadol del que aún se pueden ver unas pocas ruinas, quizás estaban allí para proteger alguna antigua ruta romana. Probablemente los conocieran los otros tantos pueblos que pasaron por la zona en los últimos seis o siete mil años. Pero no fue sino hasta el moderno Estado de Israel (o en sus vísperas), que estos recibieron el nombre por el cuál se los conoce hoy en día, se convirtieron en objeto de investigación y en sitios de atracción turística. Como diría Umberto Eco, de la rosa sólo nos queda el nombre.

Si están de camino a Eilat vale la pena hacer una parada en alguno de los majteshim para contemplar una vista tan magnífica como extraordinaria. A mí el que más me gusta es el "pequeño" que permite ver de un solo golpe la forma de mortero o de mitad vacía de reloj de arena. Los tres más conocidos y accesibles desde las rutas son el ya mencionado Majtesh Hakatán (el pequeño: 5 a 7 kilómetros de diámetro), Majtesh Hagadol (el grande: 14 kilómetros de largo) y Majtesh Ramón (el extra-extra large: 40 kilómetros de largo).


Más fotos de los majteshim aquí.

sábado, 1 de enero de 2011

Presidente presidiario

Hace unos días el tribunal regional de Tel Aviv declaró a Moshé Katzav, el octavo presidente de Israel (2000 - 2007), culpable de dos cargos de violación, un cargo de abuso sexual y un cargo de obstrucción de justicia. Todavía no se ha dictado la sentencia, pero de acuerdo el grave veredicto se puede anticipar que le van a caer unos cuantos años de prisión. Vaya notición como para acabar bien el año.

Muchos consideran el caso como un motivo de gran vergüenza para Israel. El Presidente de Israel - el ciudadano número uno, el individuo que supuestamente encarna y representa en su persona al país, el Jefe de Estado, el símbolo patrio - es nada menos que un violador, abusaba sexualmente de sus subordinadas en el Ministerio de Trabajo y en la Presidencia, después las despedía. Téngase en cuenta que el puesto de Presidente de Israel es como el del rey en la monarquía constitucional (está tomado del modelo británico), casi no tiene un poder político real pero sí desempeña un importante rol simbólico y ceremonial. Es como si enviaran preso por violación al Rey de España o a la Reina de Inglaterra.

Sin embargo, soy de los que creen que en este caso los israelíes tenemos más motivos de orgullo que de bochorno. Vergüenza por nuestro anterior presidente sí, no hay duda, pero también orgullo por la policía que recibió las denuncias y las investigó a fondo, por la fiscalía que llevó el caso ante el tribunal y por el tribunal que lo condenó. En otros países si eres rico y poderoso, si eres un político encumbrado, puedes cometer todo tipo de crímenes, delitos e infracciones sin tener que rendir cuentas por ello. En otros países la policía y el sistema judicial hubiesen preferido barrer el caso bajo la alfombra con tal de ahorrarnos la ignominia. En Israel en cambio, han demostrado una vez más que hacen su trabajo sin discriminar, que ningún político está por encima de los ciudadanos de a pie, que somos todos iguales ante la ley como corresponde en una democracia.

Espero que en el 2011 les llegue el turno a Ehud Ólmert, a Abigdor Lieberman y a todos los demás políticos bajo investigaciones o juicios por corrupción. Espero que los demás se lo piensen dos veces antes de robar o violar, si alguno todavía piensa que su estatus público lo dota de inmunidad, que mire a Katzav, a Hirshon o a Benizri (ex ministros convictos en el 2009 por robo y soborno respectivamente) y lo piense de nuevo.


Dato curioso:
katzav (קצב) en hebreo significa carnicero, qué bien le va el nombre a su excelencia.


¡¡¡Feliz año nuevo para todos!!!