lunes, 18 de abril de 2011

Esclavo fui

¿Ocurrió realmente el Éxodo de Egipto como lo relata la Torá o se trata de un mito?
No hay otro caso de una migración masiva que haya dejado un registro literario tan detallado pero sin hallazgos arqueológicos que lo respalden. Hay quien suele argüir que en el desierto los restos son imposibles de encontrar, las dunas de arena todo lo esconden. Sin embargo sí se han encontrado restos de culturas nómades varias. Pero los intensivos esfuerzos israelíes por desenterrar nuestra historia de las arenas del Sinaí, mientras la península estuvo en nuestras manos (1967-1979), no arrojaron resultados. Lo que sigue lo escribo a partir del supuesto de que todo aconteció palabra por palabra tal como se lo dictó Dios a Moisés.

¿Cuándo ocurrió?
En la Estela de Merenptah un documento tallado en piedra de hace 3200 años, el faraón se vanagloria de sus victorias militares: Israel está derribado y yermo, no tiene semilla. Es el documento más antiguo hallado que nombra a Israel (loas copias más antiguas conservadas de partes del Tanaj, tienen "solamente" 2000 años: los Rollos del Mar Muerto). Se puede suponer entonces que el Éxodo ocurrió durante el reinado de Merenptah. Aunque si los israelitas ya estaban en Canaán, quizás se hayan escapado en el período anterior, durante el reinado de Ramsés II. Sólo que Ramsés II fue uno de los faraones más poderosos, ¿justo a él se le escaparon con éxito una pandilla de esclavos?
En cualquier caso, Canaán estaba bajo dominio egipcio, los hebreos huimos de una zona de Egipto para llegar hasta otra zona (más periférica) de Egipto. Los faraones mantuvieron posesiones en Eretz Israel por lo menos hasta el reinado de Salomón, quien recibió como presente de bodas del faraón la ciudad de Guezer, cuyos restos se hayan en el valle de Ayalón, media hora en auto al oeste de Jerusalén.

¿Dónde ocurrió?
Las pirámides no las construimos los hebreos. Los hebreos construimos las ciudades de Pitom y Ramsés en Eretz Goshen, allí no hay pirámides. Cuando nuestros ancestros llegaron a Egipto las pirámides ya eran una antigüedad.
Tampoco cruzamos el que hoy llamamos Iam Suf (Mar Rojo). Tiene 2800 metros de profundidad. Cruzarlo sin agua significaría bajar esa altura y volverla a escalar en subida en la otra orilla. Abrir las aguas no es nada, convertir a todo un pueblo de esclavos en alpinistas, incluyendo a las mujeres con niños a cuestas, eso sí que sería un milagro. El Mar Rojo fue identificado con el Iam Suf bíblico por los cruzados en el Siglo XII, con más imaginación que ciencia. Hay un sinfín de teorías sobre el recorrido realizado desde Eretz Goshen hasta Kadesh-Barnea al sur de Canaán, pero ninguna certeza.

Así parece fácil.

¿Y qué importa?
Es interesante. Pero lo principal no es si ocurrió realmente, cuándo, cómo y por dónde. Lo que importa es el mensaje: recordar nuestro origen humilde, nuestra obligación moral hacia los débiles y los extranjeros, las amenazas de opresión de los faraones que aún acechan. "En cada generación, el individuo debe verse a sí mismo, como si él personalmente hubiera salido de Egipto".

¡Jag sameaj! ¡Felices pascuas!

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