Uno de las métodos comunes de muchos movimientos nacionalistas para generar o reforzar la consciencia nacional, ha sido la reivindicación del idioma del pueblo, siendo la revitalización del idioma hebreo por el movimiento sionista, uno de los ejemplo más notorios. Durante 19 siglos el hebreo fue lo que se conoce como una lengua muerta, ya no quedaba nadie que la hablara como idioma materno. Al igual que el latín, se siguió utilizando para la liturgia, los tratados filosóficos o legales, pero hasta finales del siglo XIX no tenía ninguna utilidad para las tareas cotidianas.
El sionismo propuso reunir a los judíos dispersos por el mundo nuevamente en la patria ancestral. El lenguaje presentaba una dificultad, si bien existían idiomas como el idish y el judeoespañol (ladino) hablados por grandes cantidades de judíos en zonas geográficas extensas, no había un solo idioma que hablaran todos, sino varias decenas de lenguas que variaban de país en país. En "El estado judío" (1895), Theodor Herzl sugería que el futuro estado fuera una federación lingüística al estilo de Suiza, ya que: "No podemos conversar unos con otros en hebreo. ¿Quién entre nosotros tiene un conocimiento suficiente del hebreo como para pedir un boleto de tranvía en ese idioma?" Pero otros líderes sionistas no fueron de la misma opinión, especialmente Eliezer Ben-Yehuda, que se dio a la monumental tarea de renovar el idioma hebreo y adaptarlo a los tiempos modernos, redactando un diccionario que completara las palabras que faltaban como azúcar o telegrama. Hoy en día no hay ciudad en Israel que no lleve una calle a su nombre, como la céntrica peatonal Ben-Yehuda en Jerusalén.
Además del hebreo, no existe otro ejemplo de una lengua muerta que haya sido resucitada, su resurrección ha sido una de las muestras de éxito del sionismo. La conexión del hebreo moderno con el sionismo es tan inequívoca, que por oposición al mismo hay grupos de judíos ultra-ortodoxos que hasta el día de hoy se niegan a utilizarla como lengua diaria y optan por aferrarse al idish. En otra época, grupos de judíos marxistas opuestos al sionismo como el Bund, también preferían al idish por sobre el hebreo, pero esos grupos se fueron extinguiendo, entre otros motivos al perder terreno ideológico frente al sionismo luego de la creación del Estado de Israel. Las lenguas oficiales del nuevo estado: árabe y hebreo.
Nótese que el hebreo hizo el camino inverso de otros idiomas nacionales, lenguas orales de uso diario que tras el impulso nacionalista pasaron a aplicarse también como lenguaje escrito para esferas más elevadas, como la literatura, la filosofía o los documentos oficiales. El hebreo, idioma que se conservaba para los usos más elevados, fue ampliado para abarcar también la vida terrenal. Y hablando de asuntos terrenales, me pregunto si la promoción del hebreo no hubiera sido aún más exitosa siguiendo un estilo publicitario más similar al del catalán.
Aquí un ejemplo de publicidad del hebreo en los años veinte o treinta del siglo pasado:
En la foto un grupo de sionistas con un cartel que reza ivrí daber ivrit: hebreo [gentilicio] habla [en modo imperativo] hebreo [idioma].
Y ahora veamos un pegotín del siglo XXI pregonando el uso del catalán:
Fíjense en la persona detrás del vidrio, parece estar ofreciendo una demostración algo menos tentadora del "uso de la lengua" que la expuesta en el pegotín. Por cierto, estos dos paladines de la lengua catalana ¿a qué género pertenecen? ¿Hombre y mujer, mujer y mujer, hombre y hombre? Que más da, mientras se besen en catalán.
Bueno, aquí doy por culminada esta serie de posts dedicados a mi breve escapada a la hermosísima ciudad de Barcelona. Me disculpo con los lectores habituales si los aburrí desviándome un poco del tema del blog, sobre todo en los primeros dos. Agradezco una vez más a Alan por su hospitalidad. Recomiendo a todo el que pueda que se de una vuelta por Barcelona, es una ciudad maravillosa, realmente vale la pena. Una vez allí, si buscan salir a la noche no dejen de ir a espit chupitos.
Imre Goth
Hace 2 años
Jejeje... Veo que mantenés la idea el Espit Chupitos como reclamo turístico. La verdad que no es una mala idea.
ResponderEliminarDe nada otra vez, y a ver si antes de que pase mucho tiempo consigo hacerme una escapada por allá y volvemos a brindar por algo, que tengo ganas de conocer Israel. Ah, y sí, a mí también me gusta más la promoción del catalán actual. Como bien sabés, le hago todo el caso posible.
Un abrazo desde Barcelona.
Jajaja! No te cuento la que se habría armado con un reclamo para hablar hebreo como el del catalán!! Celebro que te guste Barcelona. Saludos.
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