viernes, 5 de septiembre de 2008

Al moro judío



Me encanta esta canción del uruguayo Jorge Drexler, "Milonga del Moro Judío". Algunos de sus versos me dan ganas de aplaudirlos de a pie, al mismo tiempo, hay otros que me incomodan. Le respondo a algunos de ellos:


"No hay una piedra en el mundo, que valga lo que una vida". Bravo. Me gustaría creer que además de un moro judío allende la mar, tengamos en las proximidades muchos moros de los de verdad dispuestos a hacerle coro.

"No sé [...] cuáles son mis hermanos". Y sin embargo en otra de tus canciones pareces tener claro los lazos familiares: "yo tengo tus mismas manos, yo tengo tu misma historia, yo pude haber sido el pianista del Gueto de Varsovia". Es una lástima que te identifiques con tus hermanos o con tus abuelos sólo en lo que concierne a la persecución y la desgracia. Para no saber quienes son tus hermanos, sabes definir mejor que nadie el núcleo de la identidad de tantos de nosotros: "yo no sé dénde soy, mi casa está en la frontera/soy hijo de un forastero y de una estrella del alba". Dígase a tu favor que como poeta tienes todo el derecho a construir distintos yo líricos que se contradigan entre sí. Incluso por fuera de la poesía, como persona, nadie te puede exigir que seas coherente y estático en cuestiones de identidad. Sea como sea, tus hermanos estamos orgullosos de tener entre los nuestros a un artista de tu altura.

"...vale más cualquier quimera que un trozo de tela triste". La tela triste no vale nada, cierto. Lo que vale es aquello que respresenta. Siempre es bueno volver a remarcar esa distinción entre significado y significante, cuando se trata de símbolos patrios pasarla por alto conduce al fascismo. En el caso de la tela triste blanca con dos franjas azules y una estrella de seis puntas en el centro, aquello que representa vale muchísimo más que una quimera. Cuando fue diseñada a finales del siglo XIX, incluso entre los judíos, la mayoría pensaba que no simbolizaba más que una quimera, una ilusión, una leyenda. Hoy en día está claro que representa una realidad palpable. Por su puesto, sigue habiendo distintas lecturas e interpretaciones de dicha realidad, pero eso ya es otro tema.


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3 comentarios:

  1. Personalmente, de Jorge Drexler me gusta muchísimo más la canción "El pianista del gueto de Varsovia". En ella sí se identifica claramente con su pueblo, el pueblo judío, y su sufrimiento.
    En "Milonga del Moro Judío" hay un verso que me desagrada - de entre otros que también me desagradan - más que los demás:

    "perdonen que no me aliste bajo ninguna bandera".

    Como sionista que soy, pienso que todo judío debería considerar a Israel su patria e identificarse con su bandera (que por cierto, y aunque no venga al caso, es muy bonita).
    Al parecer y lamentablemente no es así.

    Der todas formas coincido con RTB612 en "tener entre los nuestros a un artista de tu altura".

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    Bienvenidos a Israel

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  2. El problema con no alistarse bajo ninguna bandera, es que dejas tu destino a la merced de aquellos que sí se alistan. Para los judíos eso ha llevado a resultados nefastos.

    Si se interpreta la expresión "no me alisto bajo ninguna bandera" como "no me comprometo con ninguna causa", en definitiva se está alistando bajo la bandera más popular de todas, la bandera del conformismo.

    En cuanto a considerar a Israel como su patria, no es un deber.

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  3. QUe triste ver tanto fanatismo, de ustedes , del mundo musulman, de lo cristianos como el Opus dei, es triste muy triste.

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