jueves, 4 de febrero de 2010

Dr Insólito o: Cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar los cohetes

Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb (1964) es una película dirigida por el genial Stanley Kubrick que satiriza la Guerra Fría y la carrera armamentista entre EEUU y la URSS.

El Brigadier General Jack D. Ripper, ha perdido los estribos, está convencido de que los comunistas han orquestado una gran conspiración para contaminar el agua y corromper los fluidos corporales de los americanos desprevenidos, lo descubre por la sensación de vacío que se produce inmediatamente después de culminar el acto sexual. Decide acabar con esta insoportable situación y pone en marcha el Plan R, que consiste en ordenar a una flota de bombarderos B-52 que ya se encuentra en el aire, desviar su curso e iniciar un ataque nuclear masivo sobre la Unión Soviética. Sella herméticamente su base militar y codifica las comunicaciones con los aeroplanos de tal manera que ni siquiera las órdenes del Presidente de los Estados Unidos pueden detener el ataque. El presidente se reune con sus generales y el embajador ruso, decide llamar por teléfono al Premier de la URSS en un intento por evitar la hecatombe. Por esta llamada se entera de que los rusos han construido la doomsday machine o máquina del día del juicio. Dejemos que sea el Dr. Strangelove en persona que nos lo explique:



Resumo: se trata de un arma que destruye toda la vida animal y vegetal sobre el planeta. El arma es disparada en forma automática si el país que la posee es atacado. No puede ser desactivada, si alguien intenta desactivarla es disparada automáticamente. Es la teoría de la disuasión llevada a sus últimas consecuencias, un arma diseñada para que el atacante no se atreva a atacar, con la seguridad de que el ataque - aunque dañe al enemigo - también implica su propia aniquilación. Pero para que su poder de disuasión surja efecto la existencia de la máquina tiene que ser conocida por el rival, el Premier soviético pensaba anunciarla la semana siguiente.

No tendría sentido forzar un paralelismo entre la película y el desarrollo del conflicto árabe-israelí en el último lustro, la Guerra Fría fue algo muy distinto a la Segunda Guerra del Líbano o a la Operación Plomo Fundido. Pero de todos modos, la ridiculización del concepto de disuasión que hace la película me recuerda por libre asociación a nuestra situación actual. Últimamente es raro escuchar en Israel un debate sobre tal o cual acción militar sin que alguien mencione a la dichosa disuasión (en hebreo artaá, הרתעה), que si aumenta la capacidad israelí de disuasión o si la disminuye. La idea es sencilla, se trata de responder a un ataque de Hamás desde Gaza o Hezbolá desde el Líbano con tanta fuerza (sí, eso que muchos llaman respuesta desproporcionada), que antes de volver a atacarnos se tengan que preguntar dos veces si les conviene hacerlo, en vista al enorme daño que atraen sobre su propia población con esos ataques. Se ha dicho que así sólo se produce un círculo vicioso de más y mayores ataques mutuos, una interminable y continua escalada de violencia. Pero en contra de este tipo de predicciones, al concluir las invasiones israelíes contra el Líbano en junio del 2006 y contra Gaza en enero del 2009, se han reducido al mínimo las series de ataques y contra-ataques. No porque Hamás y Hezbolá hayan perdido sus capacidades ofensivas o hayan moderado sus ambiciones de aniquilar a Israel, sino porque no están en condiciones de absorver nuevos golpes de semejante intensidad y mantenerse en el poder, al menos por ahora.

Reducir el conflicto a las fluctuaciones en el poder de disuasión me parece muy triste. Implica aceptar que nos enfrentamos a un enemigo al que no es posible derrotar del todo y con quien tampoco podemos alcanzar un acuerdo de paz, ni una salida ni la otra. Todo lo que podemos hacer es espantarlo, para que nos deje tranquilos por un tiempo de vez en cuando, mientras nos preguntamos cuando estallará la próxima vuelta (הסיבוב הבא) en esta gran guerra eterna de pequeñas guerras cortas. Nada de doomsday ni día del juicio final, sino un larga argonía por pequeñas entregas. Como diría el comentarista Amnon Abramovich del canal 2, es una sola guerra con pausas para los cortes publicitarios.


Relacionado:
* Israel 2010: adiós paz, hola disuasión. Muy recomendable, Marcelo explica con claridad la dinámica entre las fallidas negociaciones de paz, las acciones unilaterales y la disuación. Breve y esclarecedor análisis sobre el curso del conflicto en la última década.
* Teocracia nuclear.

3 comentarios:

  1. Interesantes tanto tu post como el de Marcelo. Es triste que en la realidad la disuasión haya funcionado mucho mejor que la negociación.

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  2. Una muestra de la genialidad de Kubrick, la mayor parte, casi todas sus películas, no han perdido actualidad y sus planteamientos pueden seguir aplicándose hoy en día.

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  3. Muy interesante. A mi, estas cosas me gusta plantearlas desde la teoría de juegos. Y le tenía cierto respeto a la estrategia 'del loco' hasta que supe que la formulo Nixon durante el Vietnam. Ya sabes el resultado ;-)

    @elsomatent

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