lunes, 6 de diciembre de 2010

Casa de paja

Tras 82 horas, por fin se ha apagado el incendio en el Monte Carmel. En ese lapso Israel ha recibido la ayuda de 18 países y de la Autoridad Palestina. Los israelíes les debemos un sincero y humilde agradecimiento a quienes nos han tendido su mano en esta hora de necesidad. Por ser este un blog en español, aprovecho a agradecer a los españoles quienes a pesar de su actual lío con los controladores aéreos nos enviaron cuatro aviones.

Por un lado es reconfortante recibir semejante demostración de solidaridad internacional a la que en Israel no estmos acostumbrados. Por el otro, es un tanto vergonzoso vernos en la necesidad de solicitar socorro al extranjero. Nuestro bienamado Primer Ministro, Benjamín Netanyahu, no lo ve así, en una de sus declaraciones afirmó que no es vergüenza pedir ayuda. Y es que tiene razón (a medias), pedir ayuda no es un acto vergonzoso per se, lo vergonzoso es la total carencia de recursos propios. Para explicarme mejor voy a referirme a otros dos desastres naturales ocurridos este año en América Latina: los terremotos en Haití y Chile.

En enero hubo un sismo de grado 7.0 en la escala Richter que derribó la ciudad de Puerto Príncipe, capital de Haití, como quien sopla un castillo de naipes, dejando más de 150 mil muertos. En febrero hubo un sismo en Chile grado 8.8 (es decir, 30 veces más fuerte que el de Haití) que sacudió a todo el país, dejando "solamente" 521 muertos. Varias localidades chilenas sufrieron importantes daños, pero nada que se acerque a la devastación total provocada por el terremoto en Haití. El terremoto de Chile se cobró menos victimas porque el epicentro estaba más alejado de las zonas más pobladas y no en el medio de la capital como el de Haití. Pero también porque Chile estaba mucho mejor preparado para afrontarlo con edificios bien construidos a prueba de terremotos, mientras que en Haití cualquier niño con piezas de lego habría levantado una ciudad más resistente. Como en el cuento de los tres chanchitos y el lobo, el lobo sopló y sin mucho esfuerzo tiró abajo la casa de paja (Haití), pero por más que lo intentó hasta agotar sus pulmones no pudo demoler la casa de ladrillo (Chile).

Ambos países requirieron ayuda internacional pero está claro que son dos casos muy distintos: Chile sufrió de un desastre natural, Haití sufrió de un desastre natural y de la negligencia humana. Si en Israel hubiéramos estado bien preparados con un cuerpo de bomberos de tamaño adecuado y correctamente equipado, no hubiera sido ninguna vergüenza pedir ayuda adicional al extranjero. Pero el caso de Israel se parece más al de Haití que al de Chile. Que Israel, un país tan avanzado según tantos parámetros, se comporte igual que uno de los países más subdesarrollados del planeta, no es precisamente un motivo de orgullo.


En cuanto a las expresiones de regocijo por parte de Hamás y Hezbolá ante nuestra desgracia... en fin, de ustedes no esperábamos menos. Del rabino Ovadia Iosef, para quien la catástrofe ha sido un castigo divino contra sus opositores (los judíos laicos), al igual que para el líder de Hamás Ismail Hanyia (los judíos en general), tampoco esperábamos otra cosa. Tampoco de Eli Ishai (miembro del mismo partido), mayor responsable del servicio de bomberos como Ministro del Interior, que no se ha demorado en echarle la culpa a sus antecesores en el cargo y negar toda responsabilidad propia. ¿Será mucho pedir que se calle la boca y renuncie?

2 comentarios:

  1. quien tiene la culpa de poner a un incapaz como ISHAI en ese cargo?, quien es mas culapble, aquel que puso a un inutil o el inutil mismo?. Quiza el 1º ministro recapacite y aprenda que la conduccion del pais debe estar en manos de gente idonea y no de individuos que solo saben hablar con DIOS y decir palabras incoherentes.-

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  2. Años de políticas neoliberales de sucesivos gobiernos de derecha han por fin demostrado que, debajo del regocijo de aparente nivel primermundista de Israel, el Estado en sí vive una corrupción y una ineficacia propia de un fracasado país africano.

    Esto es algo inaceptable. Los israelíes deben expulsar a la derecha del poder antes que Israel se hunda.

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