miércoles, 7 de octubre de 2009

La paradoja del mentiroso

Mahmud Ahmadineyad no entiende por qué tanto revuelo con las instalaciones nucleares que hasta hace poco había mantenido en secreto. ¿Acaso no fueron las propias autoridades iraníes quienes revelaron la existencia de dichas instalaciones? Evidentemente el mandatario persa nunca escuchó hablar de la paradoja del mentiroso. En otras palabras Ahmadineyad nos dice: acabo de admitir que he sido un mentiroso, les estuve ocultando y mintiendo durante años, ¿por qué dudan de mi sinceridad y mis buenas intenciones?

Tiene razón, no es justo cuestionarlo, al fin y al cabo hasta ahora sólo ha negado la existencia del Holocausto, ha negado la existencia de homosexuales en su país, ha afirmado que Irán es un gran ejemplo de democracia, ha falseado el éxito del lanzamiento de un satélite al espacio con un poquito de photoshop, y ha exagerado la asistencia a algunas de las manifestaciones populares a su favor con la misma herramienta. Con semejantes antecedentes de honestidad, sería una injusticia poner en duda su palabra sobre cualquier otro asunto. En especial la afirmación de que su programa nuclear, con las instalaciones hasta hace poco ocultas, no tienen por finalidad producir armamento nuclear. El desarrollo de misiles de largo alcance con cabezas capaces de contener bombas nucleares, y las tan promulgadas intenciones iraníes de borrar a Israel del mapa, deben ser mejores coartadas que el photoshop.

Hay quienes sostienen que incluso si Irán finalmente produce armamento nuclear, no sería para cargarlo en los misíles diseñados con ese fin, y dispararlo contra Israel o cualquier otro objetivo enemigo en un radio de 2000 kilómetros. A Ahmedineyad no le interesa la producción de energía eléctrica mediante centrales nucleares (con tanto petróleo no es el país más necesitado de fuentes energéticas alternativas, ¿no van en contra de sus propios intereses económicos?), pero tampoco busca un cataclismo atómico, tan loco no está. Lo que realmente busca es incentivar el orgullo nacional, entretener a su gente con ese futil y supuestamente heróico enfrentamiento con Occidente, lograr así que todos los iraníes se sientan unidos ante la amenza exterior y respalden a su gobierno, en lugar de criticarlo exigiéndole libertades civiles y mejoras a su empobrecida calidad de vida. Este argumento me parece un argumento muy razonable emitido por personas razonables. Y sin embargo, ¿podemos confiar realmente en que los Ayatolas y sus protegidos actúen también en forma razonable? Dejar que adquieran armas nucleares con la esperanza de que no lleguen a usarlas, es como jugar a la ruleta rusa usando bombas atómicas en lugar de balas de revolver.


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