El discurso de Bush en la Knesset en honor al 60 aniversario de la independencia de Israel me ha dejado perplejo. Que yo sepa nunca un premier extranjero ha alabado tanto a Israel y declarado su apoyo con tanta firmeza. Ni siquiera los israelíes compartimos una imagen tan favorable de nuestro país como la que trazó Bush en sus discursos. Probablemente la mayoría esté de acuerdo en los puntos en favor de Israel que señaló el presidente de EEUU, los grandes avances tecnológicos, la democracia, la absorción de inmigrantes, la subsistencia a pesar de los constantes ataques y amenazas. Pero no hay ninguno que no tenga también algún punto en contra que añadir, los israelíes somos muy críticos con nuestro propio país.
Es cierto que la imagen positiva descrita por Bush está un tanto inflada, pero a caballo regalado no se le miran los dientes. Entre tanto ataque, condena y demonización, las refrescantes expresiones de apoyo son más que bien recibidas. No examinaré de cerca las caries en los dientes del caballo, pero no puedo evitar sentir rechazo ante su jinete. Como tantas otras veces, se despiertan en mí sentimientos ambiguos ante Estados Unidos. Como israelí me siento agradecido por el apoyo que nos brinda, sin el cual quizás ya habríamos sido arrojados al mar por nuestros vecinos más hostiles, ante el consentimiento silencioso de lo europeos. Como sudamericano, no puedo olvidarme de que Estados Unidos patrocinó una dictadura en mi país y en varios países de la región.
Tampoco puedo dejar de preguntarme si ese caballo, no es sino un gran artefacto de madera que contiene en su interior las semillas de la futura traición. Estados Unidos dice apoyar a Israel por que Israel es una democracia. Como sudamericano que ha visto a Estados Unidos apoyar a quienes derrocaron gobiernos democráticos contrarios a sus intereses, me resulta difícil tomar este argumento al pie de la letra. Creo que el hecho de que se trate de una democracia es de verdad un factor ideológico de peso, pero no el factor determinante, si Estados Unidos apoya a Israel es primero que nada por interés propio, no por amor a Israel ni por amor a la democracia. Ahora que estamos ligados a Estados Unidos con fuertes lazos de dependencia, el día que la balanza de sus intereses se incline hacia otro lado, qué será de nosotros.
No sería la primera vez que una potencia amiga le vuelve la espalda a Israel. Estados Unidos no siempre fue el principal aliado de Israel, durante los primeros 25 años fue Francia. Francia era el principal proveedor de armamento de Israel, hasta que un buen día decidieron que más les convenía amigarse con los árabes. En plena Guerra de Yom Kipur, Francia optó por embargar a Israel y se negó a enviar armamento de refuerzo cuando Israel estaba al borde de la aniquilación, tras ser tomada por sorpresa durante el feriado más sagrado para el judaísmo, en el que la mayor parte de la población ayuna. Al final Israel salió victoriosa, los sirios y los egipcios no esperaban tener un éxito tan veloz, se tardaron en dar la orden para el golpe final, lo que dio tiempo a Israel para reclutar las tropas y contraatacar. La brillante maniobra militar que Ariel Sharón dirigió en expresa desobediencia a las ordenes de la Primer Ministro Golda Meir, cortó a las tropas egipcias de sus suministros y nos salvó el pellejo. Estados Unidos entró en escena con un cargamento de M-16 usadas. Paralelamente encabezó los esfuerzos por poner fin a la guerra y luego dirigió las negociaciones posteriores al cese del fuego.
Imre Goth
Hace 2 años
Efectivamente, EEUU siempre actúa por sus propios intereses. Por suerte, la gran potencia lo tiene muy difícil para encontrar otro aliado geo-político en la región tan incondicional como Israel.
ResponderEliminarEE.UU. siempre apoyará a Israel. Entre otras razones por el poderoso lobby judío en USA, aparte de su numerosa comunidad en el país. Además mientras siga siendo la primera potencia la mejor manera de demostrar su poder es defendiendo al "teóricamente" débil, otra cosa es si perdiera su hegemonía pero eso de momento queda muy lejano (aunque es evidente que está perdiendo influencia a pasos agigantados).
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