En un post anterior comentaba las expectativas que generaba la visita de Barack Obama al Cairo. Al final no presentó ningún plan de paz novedoso, en su discurso reiteró lo postulado por Bush en el 2004, la primera fase de la Hoja de Ruta: los palestinos deben abandonar la violencia y los israelíes debemos frenar la construcción de asentenmientos y aliviar las restricciones en Gaza y Cisjordania. Debo retractarme, había dicho que este evento no tendría la magnitud de los grandes eventos mediáticos. Pero lo cierto es que Obama logró convocar a millones junto a las pantallas de televisión, bajo la sensación de estar prescenciando un gran momento histórico. Como bien dice Marcelo Kisilievski, Obama hizo un excelente trabajo en cuanto al marketing, la oratoria y la puesta en escena.
De lo que no me retracto, es del tono pesimista con el que me refierí a las posibilidades de éxito del proceso de paz, sigo pensando que Obama no ofrece grandes novedades en ese aspecto. Ese pesimismo ha sido una constante desde inicié el blog hace poco más de un año atrás, incluso aclaré esa postura en el post de apertura. Pero no siempre fue así, al principio cuando llegué a Israel en el año 2003, era irremediablemente optimista. Viví en Jerusalén en una época en la que aún había terroristas suicidas que se hacían explotar en los ómnibus y los cafés, pero ni siquiera esos atentados mermaban mi optimismo. Consideraba a la Intifada de Al-Aqsa como una interrupción criminal del proceso de paz, se postponía el proceso al trágico precio de un derramamiento de sangre tan cruento como innecesario. Pero lo veía como un retraso, de ningún modo como una cancelación, mi visión del proceso de paz seguía siendo determinista, para mí se trataba de un tren que una vez puesto en marcha no era posible detener, no había nada que Arafat y Sharón pudieran hacer para descarrilarlo, los rieles de la historia ya habían sido fijados en Oslo, como mucho esos dos podían afectar la velocidad.
Luego llegó la Barrera de Separación, construida para impedir la entrada de palestinos desde Cisjordania a Israel. Mucho se ha dicho en contra de la barrera (o del muro como prefieren llamarla los detractores), pero eso es tema para otro post, aquí diré sólo que yo veía sobre todo (y en este punto en particular sigo viendo), la mitad llena del vaso medio vacío. Por primera vez un gobierno de derechas reconocía la necesidad de la separación, por primera vez trazaba una línea divisoria y admitía sobre el terreno que lo que está más allá de esa línea no nos pertenece. La idea de construir la barrera vino desde la izquierda israelí, expresada por primera vez por el entonces laborista Jaim Ramón, la ultra-derecha israelí se le oponía tanto o más que los palestinos y los pseudo-pacifistas de la izquierda europea. La barrera detuvo por completo los atentados suicidas palestinos y las consiguientes represalias israelíes.
En el 2005 llegó el plan de desconexión: la retirada israelí de la Franja de Gaza con el desmantelamiento de todos los asentamientos judíos de la zona. También este paso fue acompañado por duras críticas nacionales e internacionales. Desde la izquierda se criticaba el carácter unilateral del plan, llevado a cabo sin lograr antes un acuerdo con los palestinos. Pero a pesar de sus objeciones la izquierda apoyó el plan, más valía retirarse aunque no fuera de la manera ideal. Mi opinión era que de Gaza tendríamos que retirarnos tarde o temprano, ocho mil colonos judíos no tenían nada que hacer entre un millón de palestinos, menos aún en la Franja de Gaza que ni siquiera tiene sitios de mayor importancia religiosa para el judaísmo, y ya que era una cuestión de tiempo, cuanto antes mejor. Estaba de acuerdo con la postura de Sharón de que en aquel momento no había un "partner" con quien llegar a un acuerdo (aún hoy no lo hay), y por lo tanto no nos quedaba otra que tomar nuestro destino en nuestras propias manos, dar pasos unilaterales. Hoy me pregunto si estaba equivocado, si la retirada unilateral fue un error garrafal.
Recuerdo una discusión que tuve con un amigo de derechas en vísperas de la retirada, el me decía que si nos retirabamos de Gaza los cohetes iban a llegar hasta Ashkelón, yo lo taché de alarmista, y sin embargo Hamás le dio la razón, sólo que se quedó corto en su pronóstico, llegaron muchos más lejos. Mi amigo me preguntaba qué haríamos si a pesar de la retirada nos seguían atacando desde Gaza, tendríamos que contraatacar y si iba haber que hacer regresar a las tropas, mejor no retirarlas de allí en primer lugar. Yo le decía que en ese caso sería distinto, una vez concluida la ocupación de Gaza, si Hamás seguía atacando desde allí, estaríamos en nuestro derecho de defendernos y el mundo lo entendería. Pero no fue así, el mundo siguió condenando a Israel como si la retirada nunca hubiera ocurrido. También la izquierda israelí, a la hora de la verdad, expresó fuertes reticencias ante la magnitud del contraataque que antes habíamos justificado - cuando era sólo un escenario hipotético - para así justificar la desconexión a pesar de sus previsibles consecuencias negativas.
El hecho de que la retirada fuera llevada a cabo por Israel en forma unilateral sin exigir ni recibir nada a cambio del cese de la ocupación en Gaza, favoreció a Hamás. Muchos palestinos interpretaron que los métodos violentos de Hamás sí daban resultados, a diferencia de las interminables e infructuosas negociaciones pacíficas de Fatah bajo el mando de Abu Mazen. Hamás quedó como el héroe que logró expulsar a Israel de Gaza y ganó las elecciones en enero del 2006 (año y medio después echó a tiros de Gaza a la oposición del Fatah). Si el proceso de paz fuera un videojuego, aquello fue el game over. Quedamos estancados en una situación en la que no hay con quién firmar un acuerdo, ni tampoco es posible avanzar en forma unilateral. El sentimiento de desesperanza y frustración nos alcanza incluso a quienes antes éramos los más optimistas. En este contexto, la izquierda israelí se desplomó, Benjamín Netanyahu fue elegido Primer Ministro y Avigdor Lieberman fue nombrado Ministro de Exteriores.
Imre Goth
Hace 2 años
No me acuerdo ahora si lo dije acá o en el blog de Ariel, pero me da la sensación de que ahora mismo sólo hay vía para avanzar en el proceso de paz con Siria. El tema con los palestinos está realmente en uno de los peores momentos que soy capaz de recordar.
ResponderEliminar@Alan, no pierdas la fe, hasta los cristianos al otro lado del mar la tenemos aunque sea un tanto debilitada. La misma fe que ha llevado tan lejos a tu gente debe tener la secuencia necesaria para no quitar los dedos del renglon y esperar lo mejor (preparandose para lo peor como lo han venido haciendo) en gran parte de eso se trata.
ResponderEliminar@RBT612: Que sitios religios importantes o políticos exsiten en la "west bank" para los judíos? la verdad no he podido encontrar un buen mapa con esas consideraciones en la internet, y me llama la atención esa parte, es decir, si existe algun lugar de especial importancia para el pueblo judío en Cisjordania.
Saludos
Nabucondonosor: la ciudad de Hebrón es la segunda más sagrada después de Jerusalén, por allí hay una cueva donde se supone que está enterrados Abraham y la mayor parte de las primeras tres generaciones de judíos.
ResponderEliminarEstá Betel, donde Jabob soñó con la escalera que subía al cielo y tuvo un encuentro con Dios. Está la tumba de José. Y un montón de lugares más que aparecen en la Biblia. Toda la zona es parte de la "Tierra Prometida", formaba parte de los reinos de David y Salomón (Gaza no).
Yo soy de los que renunciaría sin pensarlo dos veces a todos esos lugares a cambio de vivir en paz. Pero para muchos eso serían "renuncias dolorosas" como las llamó Sharón, o "decisiones difíciles" en las palabras de Obama.
Yo también pienso que la paz es mucho más importante que la ocupación de Cisjordania. Renunciar a esas tierras sería un sacrificio muy doloroso, muchísimo más de los fue renunciar a Gaza, pero aún así considero que es un sacrificio aceptable.
ResponderEliminarAquí en las elecciones para el Parlamento Europeo la izquierda ha sufrido también un descalabro. Parece ser que más que aumentar el voto de la derecha ha bajado el de la izquierda. E incluso la baja participación a aupado en algunos países, como Reino Unido, a la extrema derecha.
ResponderEliminarGAZA ERA UN PEDAZO DE EGIPTO, no debio ser poblado por israel, pero ahora, Egipto no los quiere ver ni pintados a los de GAZA,
ResponderEliminar¿porque israel no le devuelve a EGIPTO su territorio?
los que venimos de otros paises donde no se conocio la guerra , no podemos entender como se puede vivir en constante clima de tension, la palabra guerra , en ORIENTE MEDIO es una palabra tan corriente como comer, respirar, o seguir viviendo, el ser humano, a todo se adapta, hasta de vivir en guerra.-
ResponderEliminarYo no tengo desesperanza. ¿Qué es lo peor, peor que puede pasar? ¿Acaso la gente no vive en Buenos Aires a pesar de que siempre a menos de 18 km está Fuerte Apache? Y en nuestro caso, ni nos tenemos que preocupar, porque nuestros fuerteapachenses no son israelíes. Atrás del muro hasta que se pudran ellos.
ResponderEliminarLa izda israelí tiene un gran problema, la politica externa e interna no puede ser la misma, pq no funciona.
ResponderEliminarPq Egipto no quiere, firmó la paz en 1976 y le costó la vida a su presidente.
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