¿Se puede ensalzar al pueblo judío por haber dado al mundo a Einstein, pero no se lo puede juzgar por haber dado al mundo a Madoff? De verdad, oh, hermanos judíos, ¿cuál es ese “mérito judío” que ha generado a Einstein, distinto del “desmérito judío” de haber generado a Madoff? Mmm, disculpen, pero yo, judío, respiro un leve tufillo a prosemitismo, que no es menos peligroso que el anti. Porque la generalización en contra ha dado origen a la violencia antisemita, eso queda claro. Pero la generalización a favor hace algo más sutil, y por lo tanto más grave: legitima la generalización, sea del signo que sea. Y al hacerlo, deslegitima la denuncia. Madoff es un delincuente, y no se lo ataque ya por su origen o apellido. Einstein fue un genio, y no se lo alabe ya por su origen o apellido.
Marcelo critica a aquellos judíos que tienden a resaltar el origen judío de personajes destacados como Albert Einstein, pero al mismo tiempo ponen el grito en el cielo si a alguien se le ocurre destacar el origen judío de criminales como Bernard Madoff, condenado en Estados Unidos hace poco a 150 años de prisión por haber cometido la estafa más grande de la historia, una estafa de decenas de miles de millones de dolares a inversores de todo el mundo. En líneas generales estoy de acuerdo con Marcelo, el mérito o desmérito de cada persona, es antes que nada atribuible al individuo y no a su origen étnico o nacional. Las generalizaciones son siempre incorrectas.
Pero no del todo. El entorno en el que nace y crece un gran científico o un gran estafador también influyen. El éxito como científico de Albert Einstein difícilmente hubiera podido tener lugar en otros países que no fueran Alemania (donde se crió) y Estados Unidos (a donde fue exiliado), los países más avanzados en investigación científica en aquella época. Una estafa de las dimensiones de la de Madoff difícilmente podría haber ocurrido en nuestros días en otro país que no sea Estados Unidos, que combina una acumulación de riqueza inigualada con un sistema financiero sin una buena regulación. Y aunque de manera menos decisiva, creo que el origen judío también cuenta. Por algún motivo que no me explico, hay un porcentaje muy alto de judíos que sobresalen en muchas áreas, muchos de ellos para bien y algunos también para mal. Me atrevo a cometer la incorrección de generalizar, y digo que una de las características de los judíos es que en todas partes, tanto para bien como para mal, solemos hacernos notar, no pasamos desapercibidos.
También está el tema emocional. Yo como judío, no comparto ningún mérito con Einstein, de física lo único que sé es que si veo un piano colgado del techo, mejor no pasar por debajo, que hay una cosa llamada gravedad que puede hacer peligrar mi vida. Tampoco comparto ninguna culpa con Madoff, no entiendo de economía y hasta ahora nunca le aconsejé a nadie en que invierta su dinero en la empresa del judío yanqui. Y sin embargo Einstein me llena de orgullo y Madoff me avergüenza. De la misma manera que un inglés puede enorgullecerse de Sir Arthur Newton y avergonzarse de Enrique VIII. Como dice Marcelo: "a mí me interesan los de mi lado, los judíos, que al fin y al cabo soy uno de ellos".